IRIDOLOGÍA. QUÉ ES Y PARA QUE SIRVE






El iris refleja los cambios que sufre cualquier órgano del cuerpo a raíz de una enfermedad. Este hecho se conoce desde la Antigüedad, al menos desde los tiempos de Hipócrates. Sin embargo,el primer testimonio escrito que se conoce sobre este método de diagnóstico es la obra de F. Meyeus Chiromatica medica, publicada en Dresde en 1670. No obstante, la iridología se establece como ciencia en el siglo XIX con el joven húngaro Ignaz von Peczely quien descubrió casualmente, a la edad de diez años, el cambio en el iris de un búho que se había partido una pata. Al mirar los grandes ojos del búho vio cómo aparecía una mancha negra en la región baja central del iris. Esta área indicaba la fractura de la pata. El muchacho entablilló la pata rota del ave y comprobó que a medida que ésta se curaba la mancha comenzaba a desaparecer no sin antes mostrar una película blancuzca con un reborde blanco. Así, empezo a estudiar el iris de personas enfermas y con el tiempo adquirió una experiencia tal que le permitió emitir acertados diagnósticos.

La constitución de cada persona se manifiesta en el color y la textura del iris. El color indica rasgos hereditarios y acusa el grado de impureza, es decir, la impregnación de tóxicos en la sangre y en los tejidos. El color de los ojos debe ser limpio y brillante, esto sería indicativo de pureza en la sangre.
Respecto al iris, la contextura o densidad es el factor más importante ya que representa el grado de integridad de los tejidos y órganos del cuerpo. Un iris donde se observan las fibras abiertas indica una mala constitución y una mayor predisposición a padecer enfermedades y a una recuperación más lenta ante ellas.

El estado del organismo se manifiesta en el iris debido a la información que le llega a través de los filamentos nerviosos. Cualquier anomalía significa una alteración del sistema nervioso que es reflejado en todo el organismo. Nuestro iris regoge estas alteraciones y, con una correcta interpretación de dichos signos, se puede apreciar el lugar de la alteración y su intensidad.
Según una serie de puntos, líneas, manchas, coloraciones y decoloraciones surgidas en la estructura irídica y conforme a una topografía particular, puede determinarse la calidad de la enfermedad. Asimismo, el iris también permite apreciar la vuelta a la normalidad de los enfermos, especialmente aquellos tratados mediante técnicas naturales, ya que los que han sido tratados con fármacos sanan aparentemente pero no eliminan la causa y sigue reflejada la enfermedad en el iris.

Esta técnica requiere de una profunda preparación y una larga experiencia. Los expertos encuentran la más leve anomalía y pueden discernir si ésta fue heredada, si quedó como residuo de una enfermedad pasada o si se trata de un proceso en evolución.